"Llueve. Está lloviendo. Cada tanto pasa algún auto, los faros encendidos en pleno mediodía. Dentro de su negocio, sin dejar de mirar la calle difusa bajo el agua, Arturo Kappel lleva una mano hasta el vidrio que tiene enfrente. Más que desempañar, lo que hace esa mano es recomponer el mundo exterior, devolverle lo sido antes de que la humedad lo enturbiara".
"Llueve. Está lloviendo. Cada tanto pasa algún auto, los faros encendidos en pleno mediodía. Dentro de su negocio, sin dejar de mirar la calle difusa bajo el agua, Arturo Kappel lleva una mano hasta el vidrio que tiene enfrente. Más que desempañar, lo que hace esa mano es recomponer el mundo exterior, devolverle lo sido antes de que la humedad lo enturbiara".