Cristo barroco de Daniel Rojas Pachas se inscribe en esa tradición en la que, como lectores, nos sentimos más cómodos: una tradición discontinua y, por tanto, inexistente. Una tradición en que las obras no evolucionan ni son superadas, donde todo es dispersión; y la escritura, un riesgo constante.
La pregunta por la originalidad aquí es la pregunta por los signos que pueden derrocharse. Así, los epígrafes, las citas a Enrique Lihn, Luis Hernández, Bolaño, la incursión biográfica, son estrategias sujetas a constantes desplazamientos de contexto, rehuyendo a la vez que rondando el vacío que queda allí en medio.
El autor de Cristo barroco es, antes que nada, un lector.
Víctor Quezada
Poeta y Crítico Literario
Director de revista La Calle Passy 061.
Cristo barroco de Daniel Rojas Pachas se inscribe en esa tradición en la que, como lectores, nos sentimos más cómodos: una tradición discontinua y, por tanto, inexistente. Una tradición en que las obras no evolucionan ni son superadas, donde todo es dispersión; y la escritura, un riesgo constante.
La pregunta por la originalidad aquí es la pregunta por los signos que pueden derrocharse. Así, los epígrafes, las citas a Enrique Lihn, Luis Hernández, Bolaño, la incursión biográfica, son estrategias sujetas a constantes desplazamientos de contexto, rehuyendo a la vez que rondando el vacío que queda allí en medio.
El autor de Cristo barroco es, antes que nada, un lector.
Víctor Quezada
Poeta y Crítico Literario
Director de revista La Calle Passy 061.