Es claro que como toda muestra o antología, muchas visiones siempre quedan fuera, pero el resultado nos tiene extasiados, ya que se dan cita diversas generaciones y focos que contribuyen desde su privilegiado ángulo a trazar mapas y recorridos de lo que es el videojuego como experiencia, tenemos así desde un realismo sucio de culebrón representado por Mario y compañía, a visiones alucinadas, en unos casos hiperrealistas y violentas y en otros actualizaciones oníricas de Pacman y su universo, shooters a destajo cortesía de Doom y Wolfenstein 3D, y los sandbox, tan populares por estos días tampoco son la excepción, la vida y el espíritu del flaneur o la onda beatnik que abusa de las biografías confundiendo situaciones cotidianas con los stages musicalizados a midi frente a las personal quests, hacen del escritor/gamer un sujeto inmerso en una partida de rol constante, metatextualidad y mirada de reflejo en ese personaje que diseñamos para representarnos a la par que se entrelazan otras vidas y escenarios que vamos dejando atrás pero que con nostalgia, como en Final Fantasy, se traducen en horas de juego, levelear o una aventura por compartir con aquellos que también tienen el código o podría decirse password para entender lo memorable que puede ser una victoria o épica derrota virtual.
Daniel Rojas Pachas
Escritor, Académico y Editor General de Cinosargo.
Es claro que como toda muestra o antología, muchas visiones siempre quedan fuera, pero el resultado nos tiene extasiados, ya que se dan cita diversas generaciones y focos que contribuyen desde su privilegiado ángulo a trazar mapas y recorridos de lo que es el videojuego como experiencia, tenemos así desde un realismo sucio de culebrón representado por Mario y compañía, a visiones alucinadas, en unos casos hiperrealistas y violentas y en otros actualizaciones oníricas de Pacman y su universo, shooters a destajo cortesía de Doom y Wolfenstein 3D, y los sandbox, tan populares por estos días tampoco son la excepción, la vida y el espíritu del flaneur o la onda beatnik que abusa de las biografías confundiendo situaciones cotidianas con los stages musicalizados a midi frente a las personal quests, hacen del escritor/gamer un sujeto inmerso en una partida de rol constante, metatextualidad y mirada de reflejo en ese personaje que diseñamos para representarnos a la par que se entrelazan otras vidas y escenarios que vamos dejando atrás pero que con nostalgia, como en Final Fantasy, se traducen en horas de juego, levelear o una aventura por compartir con aquellos que también tienen el código o podría decirse password para entender lo memorable que puede ser una victoria o épica derrota virtual.
Daniel Rojas Pachas
Escritor, Académico y Editor General de Cinosargo.