Es prácticamente unánime la opinión de que Gottfried Benn fue uno de los mayores poetas del siglo veinte, aunque su figura sigue siendo objeto de crítica por su adhesión temporal al nazismo. Este pequeño libro, publicado originalmente en 1912, es una colección de escenas que la brutalidad de la muerte se engarza con la delicada y quirúrgica precisión con que Benn, que era médico, recoge imágenes de belleza extraña y estremecedora: una flor con forma de estrella enredada entre los dientes de un cadáver sobre la mesa de autopsia, un nido de ratoncitos escondido bajo el diafragma de una niña muerta, la fría violencia de un parto en un pabellón desolado. La epifanía nunca es ingenua, sino que siempre muestra, en su dureza, la bestialidad de la existencia.
Es prácticamente unánime la opinión de que Gottfried Benn fue uno de los mayores poetas del siglo veinte, aunque su figura sigue siendo objeto de crítica por su adhesión temporal al nazismo. Este pequeño libro, publicado originalmente en 1912, es una colección de escenas que la brutalidad de la muerte se engarza con la delicada y quirúrgica precisión con que Benn, que era médico, recoge imágenes de belleza extraña y estremecedora: una flor con forma de estrella enredada entre los dientes de un cadáver sobre la mesa de autopsia, un nido de ratoncitos escondido bajo el diafragma de una niña muerta, la fría violencia de un parto en un pabellón desolado. La epifanía nunca es ingenua, sino que siempre muestra, en su dureza, la bestialidad de la existencia.