“Anna o cómo rasgar el telón de acero” es la apasionante historia de una joven nacida en una aldea de un país tras el telón de acero , que tuvo la oportunidad de escabullirse de la celda que el destino le había preparado.
Testigo directo de unos acontecimientos históricos que asombraron al mundo unos, y entristecieron otros: el aplastamiento de la Primavera de Praga a manos de los tanques de la URSS y su posterior represión política; el ametrallamiento a quienes intentaban huir por el Danubio hacia un mundo mejor, a su paso por Bratislava. Tuvo que emigrar a un país como Libia, regido entonces por el coronel Gadafi; sufrir el bombardeo por aviones de EEUU y Reino Unido de Trípoli en abril de 1986. Vivió el final del comunismo en Checoslovaquia, en la llamada Revolución de Terciopelo, la caída del muro de Berlín en 1989 y la posterior escisión en dos del país , de forma pacífica y ejemplar en 1993.
El destino de Anna estaba marcado desde la cuna. Era mujer, nacida en un país comunista donde se perseguía a los católicos como ella. Estaba detrás del telón de acero. Tenía todo en su contra, incluido su desesperado e insatisfecho deseo de ser madre, tras numerosos abortos espontáneos. Y cuando todo parecía indicar que ya nada podía ir peor, llega su divorcio después de quince años de matrimonio.
Y es entonces, con treinta y cuatro años, justo cuando toca fondo y ya nada puede ser peor, cuando decide emigrar a otro país. Y eso le cambió la vida para siempre.
Es también un repaso a unas costumbres, un modo de vida y usos sociales de una época, de un país que ya no existe y aunque todavía hoy día quedan algunos rescoldos de los años del Comunismo, la República de Chequia y la República de Eslovaquia, forman parte de la Unión Europea desde el 1 de enero de 2004.
“Anna o cómo rasgar el telón de acero” es la apasionante historia de una joven nacida en una aldea de un país tras el telón de acero , que tuvo la oportunidad de escabullirse de la celda que el destino le había preparado.
Testigo directo de unos acontecimientos históricos que asombraron al mundo unos, y entristecieron otros: el aplastamiento de la Primavera de Praga a manos de los tanques de la URSS y su posterior represión política; el ametrallamiento a quienes intentaban huir por el Danubio hacia un mundo mejor, a su paso por Bratislava. Tuvo que emigrar a un país como Libia, regido entonces por el coronel Gadafi; sufrir el bombardeo por aviones de EEUU y Reino Unido de Trípoli en abril de 1986. Vivió el final del comunismo en Checoslovaquia, en la llamada Revolución de Terciopelo, la caída del muro de Berlín en 1989 y la posterior escisión en dos del país , de forma pacífica y ejemplar en 1993.
El destino de Anna estaba marcado desde la cuna. Era mujer, nacida en un país comunista donde se perseguía a los católicos como ella. Estaba detrás del telón de acero. Tenía todo en su contra, incluido su desesperado e insatisfecho deseo de ser madre, tras numerosos abortos espontáneos. Y cuando todo parecía indicar que ya nada podía ir peor, llega su divorcio después de quince años de matrimonio.
Y es entonces, con treinta y cuatro años, justo cuando toca fondo y ya nada puede ser peor, cuando decide emigrar a otro país. Y eso le cambió la vida para siempre.
Es también un repaso a unas costumbres, un modo de vida y usos sociales de una época, de un país que ya no existe y aunque todavía hoy día quedan algunos rescoldos de los años del Comunismo, la República de Chequia y la República de Eslovaquia, forman parte de la Unión Europea desde el 1 de enero de 2004.