“Acostado en la cama me veo reflejado en la pantalla de mi segundo televisor. Soy un fantasma adentro y afuera del aparato; no participo de ninguno de los dos mundos. Mis hijos están con la madre en Villa Gesell. Son los últimos días del verano. Mis padres viven en San Miguel y los veo una vez cada quince días. Suena el teléfono. No sé si contestar. Atiende el contestador. Es Celeste, mi hija menor. Levanto el tubo y hablo con ella. ‘Papá’, me dice. ‘Estamos en un locutorio con Lucas y no tenemos plata para pagar la llamada. ¿Qué hacemos?’ ‘¿Adónde está mamá?’, le pregunto. ‘Con Jorge, en la playa’, dice Celeste. No sé cómo resolver este problema. Nunca sé cómo resolverles los problemas a los otros. Con los míos sé que simplemente tengo que dejarlos, en algún momento van a pasar. Trato de aplicar la misma táctica en este momento y le digo a Celeste que le explique a la persona que atiende el locutorio que la madre está en la playa, que va a pasar a pagarle más tarde, y que se vaya. Pero por las dudas también le digo que si eso no funciona le deje cualquier cosa de valor que tenga encima y que la recupere cuando se pague la llamada.”
“Acostado en la cama me veo reflejado en la pantalla de mi segundo televisor. Soy un fantasma adentro y afuera del aparato; no participo de ninguno de los dos mundos. Mis hijos están con la madre en Villa Gesell. Son los últimos días del verano. Mis padres viven en San Miguel y los veo una vez cada quince días. Suena el teléfono. No sé si contestar. Atiende el contestador. Es Celeste, mi hija menor. Levanto el tubo y hablo con ella. ‘Papá’, me dice. ‘Estamos en un locutorio con Lucas y no tenemos plata para pagar la llamada. ¿Qué hacemos?’ ‘¿Adónde está mamá?’, le pregunto. ‘Con Jorge, en la playa’, dice Celeste. No sé cómo resolver este problema. Nunca sé cómo resolverles los problemas a los otros. Con los míos sé que simplemente tengo que dejarlos, en algún momento van a pasar. Trato de aplicar la misma táctica en este momento y le digo a Celeste que le explique a la persona que atiende el locutorio que la madre está en la playa, que va a pasar a pagarle más tarde, y que se vaya. Pero por las dudas también le digo que si eso no funciona le deje cualquier cosa de valor que tenga encima y que la recupere cuando se pague la llamada.”