En este libro, los símbolos concretos , son los de una civilización la grecolatina. De aquí no solo la presencia de esas lenguas también originarias de las citas –el griego, el latín– sino de esos paradigmas que son los nombres propios –Pompeya, Antígona, Orfeo, Apolo…–, que son símbolos poderosos a los que aferrarse en momentos de vacío, que los seres humanos de nuestros días deben rescatar. La poeta vivifica esos símbolos empapándolos de vida de los signos y símbolos, ejemplares o terribles de nuestro Leonard Cohen, Nicanor Parra, Auschwitz. Se da por ello esa terrible fusión entre poesía y vida, entre cuanto se vive y cuanto se escribe. Antonio Colinas
En este libro, los símbolos concretos , son los de una civilización la grecolatina. De aquí no solo la presencia de esas lenguas también originarias de las citas –el griego, el latín– sino de esos paradigmas que son los nombres propios –Pompeya, Antígona, Orfeo, Apolo…–, que son símbolos poderosos a los que aferrarse en momentos de vacío, que los seres humanos de nuestros días deben rescatar. La poeta vivifica esos símbolos empapándolos de vida de los signos y símbolos, ejemplares o terribles de nuestro Leonard Cohen, Nicanor Parra, Auschwitz. Se da por ello esa terrible fusión entre poesía y vida, entre cuanto se vive y cuanto se escribe. Antonio Colinas