Que entre los poetas sobresalientes, canónicos, de nuestro tiempo se cuenta Antonio Colinas es algo que el interesado en la poesía, ya sea lector, ya estudioso, sabe bien, como sabe bien que entre la espléndida obra poética de Colinas Sepulcro en Tarquinia, su libro de 1975, es el más conocido y probablemente también el más estudiado y citado en los estudios literarios. No sin algo de humor comenta el poeta en el epílogo que cierra Bajo las raíces, que, sabedor de ello, cuando le preguntan cuál de sus libros es el que prefiere «suelo dar otra respuesta» y, como explica, no es por boutade, sino porque para él «este libro es inseparable de los demás que he escrito». Y creo que no es juicio movido por la paternidad de todos ellos, sino porque todos ellos tiene una organicidad y la lectura del conjunto lo muestra a las claras.
Que entre los poetas sobresalientes, canónicos, de nuestro tiempo se cuenta Antonio Colinas es algo que el interesado en la poesía, ya sea lector, ya estudioso, sabe bien, como sabe bien que entre la espléndida obra poética de Colinas Sepulcro en Tarquinia, su libro de 1975, es el más conocido y probablemente también el más estudiado y citado en los estudios literarios. No sin algo de humor comenta el poeta en el epílogo que cierra Bajo las raíces, que, sabedor de ello, cuando le preguntan cuál de sus libros es el que prefiere «suelo dar otra respuesta» y, como explica, no es por boutade, sino porque para él «este libro es inseparable de los demás que he escrito». Y creo que no es juicio movido por la paternidad de todos ellos, sino porque todos ellos tiene una organicidad y la lectura del conjunto lo muestra a las claras.