"Trópico proviene del latín tropicus, que significa vuelta. Nada más acorde a la mirada que nos presenta este libro, donde experimentamos el retorno hacia esos lugares donde menos mal escasea la civilización. Ahí, en la selva, el poema resulta anotación o bitácora de viaje, donde se explora la obsesión por registrar y darle un sentido a ese registro. Por eso prima aquí la observación del comportamiento salvaje de la naturaleza, atestada de palabras desconocidas que brillan, laten y destellan como un pez saltando en las aguas de un río turbulento en la espesura del poema. Quien escribe se encuentra alucinado con los nombres de las cosas, obsesionado por ver qué pasa cuando se ponen ahí y logran mostrar su camuflaje y vistosidad, estableciendo símiles, puentes o vínculos con otras orillas, como lo hace un viajero perdido, imitando lo que lo rodea para poder sobrevivir." Lucas Costa
"Trópico proviene del latín tropicus, que significa vuelta. Nada más acorde a la mirada que nos presenta este libro, donde experimentamos el retorno hacia esos lugares donde menos mal escasea la civilización. Ahí, en la selva, el poema resulta anotación o bitácora de viaje, donde se explora la obsesión por registrar y darle un sentido a ese registro. Por eso prima aquí la observación del comportamiento salvaje de la naturaleza, atestada de palabras desconocidas que brillan, laten y destellan como un pez saltando en las aguas de un río turbulento en la espesura del poema. Quien escribe se encuentra alucinado con los nombres de las cosas, obsesionado por ver qué pasa cuando se ponen ahí y logran mostrar su camuflaje y vistosidad, estableciendo símiles, puentes o vínculos con otras orillas, como lo hace un viajero perdido, imitando lo que lo rodea para poder sobrevivir." Lucas Costa