errabundo, da. Del lat. errabundus. 1. adj. Que va de una parte a otra sin tener asiento fijo.
Si escribir consiste en verter una mirada única sobre el mundo, el paseo constituye una herramienta indispensable para forjarse en la observación. Bien podría hablarse de una ciencia literaria, la deambulología, en la que fungieron firmas tan ilustres como Walter Benjamin o Henry David Thoreau y cuyos preceptos no han dejado de aprovechar las generaciones posteriores. Reúne este primer tratado ibérico de deambulología heterodoxa las andanzas de seis escritores españoles, nacidos todos ellos entre las décadas de 1970 y 1980, que conciben los pasos perdidos como una oportunidad para reencontrarse con sus propios espacios y reflexionar sobre ellos. Es este libro una suerte de manifiesto colectivo cuyos firmantes no consideran que las caminatas sean un mero pasatiempo. Por el contrario, ven en ellas una actividad intelectual tan enriquecedora como necesaria: un modo de comprender aquello que nos rodea y, quizá, adivinar en sus claves profundas los derroteros siempre inciertos de lo que aún está por venir.
errabundo, da. Del lat. errabundus. 1. adj. Que va de una parte a otra sin tener asiento fijo.
Si escribir consiste en verter una mirada única sobre el mundo, el paseo constituye una herramienta indispensable para forjarse en la observación. Bien podría hablarse de una ciencia literaria, la deambulología, en la que fungieron firmas tan ilustres como Walter Benjamin o Henry David Thoreau y cuyos preceptos no han dejado de aprovechar las generaciones posteriores. Reúne este primer tratado ibérico de deambulología heterodoxa las andanzas de seis escritores españoles, nacidos todos ellos entre las décadas de 1970 y 1980, que conciben los pasos perdidos como una oportunidad para reencontrarse con sus propios espacios y reflexionar sobre ellos. Es este libro una suerte de manifiesto colectivo cuyos firmantes no consideran que las caminatas sean un mero pasatiempo. Por el contrario, ven en ellas una actividad intelectual tan enriquecedora como necesaria: un modo de comprender aquello que nos rodea y, quizá, adivinar en sus claves profundas los derroteros siempre inciertos de lo que aún está por venir.