«Hoy es un día difícil para mí, pero trataré de ejecutar con donaire y elegancia. Puesto que siempre es mejor apoyarse en ejemplos, tomaré como base mi vida en los últimos diez años: una vida como cualquier otra, una vida decente, una vida entregada al conocimiento, una vida colombiana. Hay gente que sostiene que una vida colombiana no puede ser decente ni puede estar entregada al conocimiento. Les demostraré a estos bausanes que están equivocados.»
Quien esto escribe es Emilia Restrepo Williamson, una señorita bogotana bien asentada en ese grupo que se refiere cómodamente a sí mismo como gente bien. Caprichosa, espontánea, opinionada —un adjetivo que ella amaría—, en estas páginas repasa su vida, su idioma, su familia y su clase. Ante una voz como la de Emilia solo cabe acudir al contundente lugar común: la amas o la odias.
«Hoy es un día difícil para mí, pero trataré de ejecutar con donaire y elegancia. Puesto que siempre es mejor apoyarse en ejemplos, tomaré como base mi vida en los últimos diez años: una vida como cualquier otra, una vida decente, una vida entregada al conocimiento, una vida colombiana. Hay gente que sostiene que una vida colombiana no puede ser decente ni puede estar entregada al conocimiento. Les demostraré a estos bausanes que están equivocados.»
Quien esto escribe es Emilia Restrepo Williamson, una señorita bogotana bien asentada en ese grupo que se refiere cómodamente a sí mismo como gente bien. Caprichosa, espontánea, opinionada —un adjetivo que ella amaría—, en estas páginas repasa su vida, su idioma, su familia y su clase. Ante una voz como la de Emilia solo cabe acudir al contundente lugar común: la amas o la odias.