Es natural y comprensible suponer que un libro cuyo título anuncia que ha de ocuparse del espinoso asunto del subdesarrollo, esté centrado en el estudio y explicación de las diversas variables económicas, sociales y políticas que inciden en la configuración de este gravísimo problema que afecta a grandes contingentes humanos alrededor del mundo, con particular acento en los habitantes de África, Asia y Latinoamérica, afectando severamente la calidad de su existencia y hasta su misma sobrevivencia. Sin embargo, la perspectiva adoptada por la autora para abordar este asunto difiere sustancialmente de los enfoques tradicionales sin que por ello los ignore, subestime o deje de reconocer su valor metodológico o científico, y de allí, su admirable singularidad.
El anclaje del subdesarrollo, que con la presente ha alcanzado velozmente su séptima edición, es un libro de gran interés y de actualidad trascendente que ofrece al lector una mirada reflexiva y amena en torno a las peculiaridades del ser venezolano, de su modo de pensar, de hablar y de actuar, a partir de la identificación y explicación de los estereotipos que se han incrustado en su psiquis y que se traducen en comportamientos dañinos que reducen o frenan por completo sus posibilidades de crecimiento personal y social, material y espiritual...
Como en un divertido carrusel, Carolina hace desfilar diecinueve de las susodichas creencias erróneas, comentando su origen y la manera en que operan, descubriendo su conexión con refranes, modismos, hábitos o costumbres, y considerándolas como “anclajes” psicosociales. Para conocerlos y desenmascararlos dedica un capítulo a cada uno de estos anclajes, y es aquí donde sorprende gratamente al lector al denominarlos con ingeniosos y variopintos neologismos, como, por ejemplo, “autosuficientismo”, “embudismo”, “rastacuerismo”, “noespatantismo” y otros “ismos” por el estilo, los cuales probablemente hubieran suscitado la admiración del mismísimo profesor Rosenblat...
Es natural y comprensible suponer que un libro cuyo título anuncia que ha de ocuparse del espinoso asunto del subdesarrollo, esté centrado en el estudio y explicación de las diversas variables económicas, sociales y políticas que inciden en la configuración de este gravísimo problema que afecta a grandes contingentes humanos alrededor del mundo, con particular acento en los habitantes de África, Asia y Latinoamérica, afectando severamente la calidad de su existencia y hasta su misma sobrevivencia. Sin embargo, la perspectiva adoptada por la autora para abordar este asunto difiere sustancialmente de los enfoques tradicionales sin que por ello los ignore, subestime o deje de reconocer su valor metodológico o científico, y de allí, su admirable singularidad.
El anclaje del subdesarrollo, que con la presente ha alcanzado velozmente su séptima edición, es un libro de gran interés y de actualidad trascendente que ofrece al lector una mirada reflexiva y amena en torno a las peculiaridades del ser venezolano, de su modo de pensar, de hablar y de actuar, a partir de la identificación y explicación de los estereotipos que se han incrustado en su psiquis y que se traducen en comportamientos dañinos que reducen o frenan por completo sus posibilidades de crecimiento personal y social, material y espiritual...
Como en un divertido carrusel, Carolina hace desfilar diecinueve de las susodichas creencias erróneas, comentando su origen y la manera en que operan, descubriendo su conexión con refranes, modismos, hábitos o costumbres, y considerándolas como “anclajes” psicosociales. Para conocerlos y desenmascararlos dedica un capítulo a cada uno de estos anclajes, y es aquí donde sorprende gratamente al lector al denominarlos con ingeniosos y variopintos neologismos, como, por ejemplo, “autosuficientismo”, “embudismo”, “rastacuerismo”, “noespatantismo” y otros “ismos” por el estilo, los cuales probablemente hubieran suscitado la admiración del mismísimo profesor Rosenblat...