Se reúnen en el presente volumen las dos novelas cortas de que es autor Rodrigo Rey Rosa. La primera de ellas, Cárcel de árboles, ha sido considerada «sin la menor discusión posible, la obra de un gran escritor» y aparece descrita en los siguientes términos por Paul Bowles: «En este sarcástico informe acerca de la corrupción en la actual Centroamérica, un funcionario gubernamental sin escrúpulos halla el modo de amasar fácilmente grandes sumas de dinero. Le basta con reunir hombres disidentes del régimen, y por lo tanto "ya condenados a muerte" y entregarlos a una inteligentísima doctora que ha dado con el medio de convertirlos en esclavos sin entendimiento. El monstruoso proyecto, impensable en el mundo "civilizado", es demasiado posible en un país cuyo gobierno detenta un poder absoluto y en el que la vida humana se considera carente de valor.» Este apólogo constituye al propio tiempo un testimonio de «fe en el poder liberador de la literatura» que halla su confirmación en el más reciente texto de Rey Rosa, El salvador de buques, parábola ca un tiempo de cierta conspiración cósmica y metafísica y de la locura subyacente tras la fachada del militarismo dictatorial de Iberoamérica. Con estas dos novelas, Rey Rosa confirma su lugar entre los principales narradores hispánicos de la actualidad.
Se reúnen en el presente volumen las dos novelas cortas de que es autor Rodrigo Rey Rosa. La primera de ellas, Cárcel de árboles, ha sido considerada «sin la menor discusión posible, la obra de un gran escritor» y aparece descrita en los siguientes términos por Paul Bowles: «En este sarcástico informe acerca de la corrupción en la actual Centroamérica, un funcionario gubernamental sin escrúpulos halla el modo de amasar fácilmente grandes sumas de dinero. Le basta con reunir hombres disidentes del régimen, y por lo tanto "ya condenados a muerte" y entregarlos a una inteligentísima doctora que ha dado con el medio de convertirlos en esclavos sin entendimiento. El monstruoso proyecto, impensable en el mundo "civilizado", es demasiado posible en un país cuyo gobierno detenta un poder absoluto y en el que la vida humana se considera carente de valor.» Este apólogo constituye al propio tiempo un testimonio de «fe en el poder liberador de la literatura» que halla su confirmación en el más reciente texto de Rey Rosa, El salvador de buques, parábola ca un tiempo de cierta conspiración cósmica y metafísica y de la locura subyacente tras la fachada del militarismo dictatorial de Iberoamérica. Con estas dos novelas, Rey Rosa confirma su lugar entre los principales narradores hispánicos de la actualidad.