Leche condensada es una partida de Pokémon en la game boy. Aída tiene doce años y vive en el sur de Tenerife con su madre. Aída debe crecer. O contenerse para no crecer. O mantener con ella a Moco, su primo idéntico, su otro yo. O protegerse de él. O proteger, en cambio, a Yaiza, su mejor amiga. O engañarla usando un messenger falso. O beber hasta que las cosas dejen de ser lo que son. O hablar y hablar sobre las cosas y sobre cómo son. O callar.
Leche condensada trata sobre el fin de la infancia, sobre relaciones simbióticas y sobre querer ser expansiva y encontrarse con la contención del abuso. También sobre internet como refugio, sobre todo cuando vives en un pueblo y eres queer. Aida González Rossi nos arrastra por su primera novela con una prosa poética salvaje, sucia, rebozada en la oralidad y en la narrativa del videojuego, absolutamente única.
Leche condensada es una partida de Pokémon en la game boy. Aída tiene doce años y vive en el sur de Tenerife con su madre. Aída debe crecer. O contenerse para no crecer. O mantener con ella a Moco, su primo idéntico, su otro yo. O protegerse de él. O proteger, en cambio, a Yaiza, su mejor amiga. O engañarla usando un messenger falso. O beber hasta que las cosas dejen de ser lo que son. O hablar y hablar sobre las cosas y sobre cómo son. O callar.
Leche condensada trata sobre el fin de la infancia, sobre relaciones simbióticas y sobre querer ser expansiva y encontrarse con la contención del abuso. También sobre internet como refugio, sobre todo cuando vives en un pueblo y eres queer. Aida González Rossi nos arrastra por su primera novela con una prosa poética salvaje, sucia, rebozada en la oralidad y en la narrativa del videojuego, absolutamente única.