El célebre autor de "Carolina querida" nos describe aquí una época que conoce muy bien: la de la Monarquía de Julio francesa, en 1832, en el momento en el que la duquesa de Berry intenta reconquistar el trono para su hijo, el "Delfín". A través de estos acontecimientos históricos lo que está en juego es el destino de varios personajes. La joven Irénée que se lesiona gravemente al caer del caballo cuando corría a advertir de un terrible peligro a la duquesa de Berry. El de Jean de Glandlande, el joven médico que la atiende, y su tío, un caballero, antiguo oficial de chuán, que participó en las guerras de la Vendée... Esa doble historia que nos cuenta con una mezcla de impetuosidad y ternura, nos arrastra, irresistiblemente de peripecia en peripecia, ilumina de pasada un escenario, un paisaje y uno de esos rostros y cuerpo de mujer cuya seducción no tiene otro igual que el corazón ardiente y misterioso que nos anima.
El célebre autor de "Carolina querida" nos describe aquí una época que conoce muy bien: la de la Monarquía de Julio francesa, en 1832, en el momento en el que la duquesa de Berry intenta reconquistar el trono para su hijo, el "Delfín". A través de estos acontecimientos históricos lo que está en juego es el destino de varios personajes. La joven Irénée que se lesiona gravemente al caer del caballo cuando corría a advertir de un terrible peligro a la duquesa de Berry. El de Jean de Glandlande, el joven médico que la atiende, y su tío, un caballero, antiguo oficial de chuán, que participó en las guerras de la Vendée... Esa doble historia que nos cuenta con una mezcla de impetuosidad y ternura, nos arrastra, irresistiblemente de peripecia en peripecia, ilumina de pasada un escenario, un paisaje y uno de esos rostros y cuerpo de mujer cuya seducción no tiene otro igual que el corazón ardiente y misterioso que nos anima.