Sabemos poco de los Ingenios que dominan la Tierra: que nos diezmaron y persiguen; que evolucionan y se destruyen entre sí; que parecen buscar respuestas en el dolor y el rayo; que sus razonamientos no tienen lógica aparente; que cada uno es distinto a los demás, por mucho que todos sean máquinas.
Sabemos poco de los Ingenios que dominan la Tierra, pero hay algo que tenemos claro: que todos ellos, sin excepción, están obsesionados con la existencia de dios.
Sabemos poco de los Ingenios que dominan la Tierra: que nos diezmaron y persiguen; que evolucionan y se destruyen entre sí; que parecen buscar respuestas en el dolor y el rayo; que sus razonamientos no tienen lógica aparente; que cada uno es distinto a los demás, por mucho que todos sean máquinas.
Sabemos poco de los Ingenios que dominan la Tierra, pero hay algo que tenemos claro: que todos ellos, sin excepción, están obsesionados con la existencia de dios.