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La oración Sumo Sacerdotal de Jesús: Santidad, Unidad y Gloria para la Iglesia (comentario bíblico nº 35)

La oración Sumo Sacerdotal de Jesús: Santidad, Unidad y Gloria para la Iglesia (comentario bíblico nº 35)

Juan Calvino
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Hoy empezaremos a abordar uno de los capítulos más profundos, hermosos y conmovedores de todo el Evangelio de Juan y de las Sagradas Escrituras: La oración Sumo sacerdotal de Jesús.
Ella se da como conclusión del extenso discurso final de Cristo, antes de partir a la cruz. Es la consumación de todos sus discursos. Nunca un sermón en toda la historia del pueblo de Dios terminó con una oración tan majestuosa y sublime.
Esta oración de intercesión del Sumo Sacerdote celestial evidencia que la fuente real, perenne y segura de todo consuelo se encuentra en el cielo; pues, Jesús, aquí, une todas las promesas que hizo a sus discípulos con el Trono de Dios. No hay condiciones, no hay requisitos, solo la Gracia de Dios fluyendo a través del Mesías en una intercesión perpetua, procurando los ríos caudalosos de la misericordia del Padre fluyendo constantemente a favor de los creyentes en Cristo.
Esta extensa oración evidencia la comunión constante que Jesús mantuvo con el Padre celestial en su ministerio terreno, y anticipó la intercesión continua que él haría desde el cielo por todos los suyos. “Mas éste, por cuando permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal Sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos” . Aunque Jesús tuvo una vida constante de oración, no se nos dejó por escrito sus extensas oraciones, sino solo ésta; la cual refleja cuáles eran las cosas por las que más oraba.
Antes de revisar cada una de las partes de esta solemne oración, es necesario hacer ciertas aclaraciones a modo de introducción:
Primero, esta oración es de carácter único. Esta es una oración única, que solo la puede hacer el Sumo Sacerdote de la Iglesia, pues, es un ruego de la Segunda persona de la Trinidad hacia la Primera; además, esta oración, procediendo de los labios del Hijo de Dios, no contiene confesión de pecado, las nuestras sí. El Hijo de Dios declara que obedeció perfectamente Su voluntad, nosotros nunca podremos hacer eso.
No obstante, muchas de las cosas que Jesús pidió en esta oración son un patrón de lo que nosotros debemos pedir. El pueblo de Cristo debe pedir para sí lo que Cristo pidió para ellos.
El tema central de la oración es la misión de Jesús que ahora es encargada a los discípulos, y todo para la gloria del Padre.
Pages
53
Format
Kindle Edition

La oración Sumo Sacerdotal de Jesús: Santidad, Unidad y Gloria para la Iglesia (comentario bíblico nº 35)

Juan Calvino
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Hoy empezaremos a abordar uno de los capítulos más profundos, hermosos y conmovedores de todo el Evangelio de Juan y de las Sagradas Escrituras: La oración Sumo sacerdotal de Jesús.
Ella se da como conclusión del extenso discurso final de Cristo, antes de partir a la cruz. Es la consumación de todos sus discursos. Nunca un sermón en toda la historia del pueblo de Dios terminó con una oración tan majestuosa y sublime.
Esta oración de intercesión del Sumo Sacerdote celestial evidencia que la fuente real, perenne y segura de todo consuelo se encuentra en el cielo; pues, Jesús, aquí, une todas las promesas que hizo a sus discípulos con el Trono de Dios. No hay condiciones, no hay requisitos, solo la Gracia de Dios fluyendo a través del Mesías en una intercesión perpetua, procurando los ríos caudalosos de la misericordia del Padre fluyendo constantemente a favor de los creyentes en Cristo.
Esta extensa oración evidencia la comunión constante que Jesús mantuvo con el Padre celestial en su ministerio terreno, y anticipó la intercesión continua que él haría desde el cielo por todos los suyos. “Mas éste, por cuando permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal Sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos” . Aunque Jesús tuvo una vida constante de oración, no se nos dejó por escrito sus extensas oraciones, sino solo ésta; la cual refleja cuáles eran las cosas por las que más oraba.
Antes de revisar cada una de las partes de esta solemne oración, es necesario hacer ciertas aclaraciones a modo de introducción:
Primero, esta oración es de carácter único. Esta es una oración única, que solo la puede hacer el Sumo Sacerdote de la Iglesia, pues, es un ruego de la Segunda persona de la Trinidad hacia la Primera; además, esta oración, procediendo de los labios del Hijo de Dios, no contiene confesión de pecado, las nuestras sí. El Hijo de Dios declara que obedeció perfectamente Su voluntad, nosotros nunca podremos hacer eso.
No obstante, muchas de las cosas que Jesús pidió en esta oración son un patrón de lo que nosotros debemos pedir. El pueblo de Cristo debe pedir para sí lo que Cristo pidió para ellos.
El tema central de la oración es la misión de Jesús que ahora es encargada a los discípulos, y todo para la gloria del Padre.
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53
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Kindle Edition

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