El Estado del bienestar es una meta a la que no puede ni debe renunciar una sociedad. Su consecución exige una financiación suficiente que supone una cesión al Estado, de parte de las capacidades de gasto del ciudadano. Este sacrificio implica a la mayoría de la población. Es necesario abandonar demagogias absurdas y planteamientos excesivamente teóricos que no conducen a la obtención efectiva de los recursos necesarios para financiar el Estado del bienestar.
El Estado del bienestar es una meta a la que no puede ni debe renunciar una sociedad. Su consecución exige una financiación suficiente que supone una cesión al Estado, de parte de las capacidades de gasto del ciudadano. Este sacrificio implica a la mayoría de la población. Es necesario abandonar demagogias absurdas y planteamientos excesivamente teóricos que no conducen a la obtención efectiva de los recursos necesarios para financiar el Estado del bienestar.