Me encogí de hombros, interpretando el papel de Sir Flanagan el Generoso.
—No importa. Explícamelo todo. ¿Damos un paseo?
Empezamos a andar en dirección a las Torres y a la escuela y ella se puso a mi lado. Me deslumbraba con sus ojos entusiasmados, como si me quisiera hipnotizar.
—¿Por qué te llaman Flanagan?
Le costaba entrar en materia. No sabía cómo empezar y tampoco sabía disimular su inquietud.
—No sé —dije, perdiendo el tiempo para seguirle la corriente—. Todos los detectives se llaman Flanagan.
Me encogí de hombros, interpretando el papel de Sir Flanagan el Generoso.
—No importa. Explícamelo todo. ¿Damos un paseo?
Empezamos a andar en dirección a las Torres y a la escuela y ella se puso a mi lado. Me deslumbraba con sus ojos entusiasmados, como si me quisiera hipnotizar.
—¿Por qué te llaman Flanagan?
Le costaba entrar en materia. No sabía cómo empezar y tampoco sabía disimular su inquietud.
—No sé —dije, perdiendo el tiempo para seguirle la corriente—. Todos los detectives se llaman Flanagan.