Amaltea no es el ejemplo de dulce huérfana que se suele encontrar en los cuentos de hadas. No sueña con escapar de su vida ni pretende casarse con un príncipe. Por si fuera poco, prefiere confiar en sus propios hechizos antes que en los de un hada madrina. De hecho, si alguien conociera sus secretos probablemente la calificaría como la mala de la historia: sin escrúpulos, egoísta y manipuladora. Mas no todo es blanco o negro cuando, una Amaltea ya adulta, se dispone a escribir los motivos que acompañaron a sus decisiones.
Amaltea no es el ejemplo de dulce huérfana que se suele encontrar en los cuentos de hadas. No sueña con escapar de su vida ni pretende casarse con un príncipe. Por si fuera poco, prefiere confiar en sus propios hechizos antes que en los de un hada madrina. De hecho, si alguien conociera sus secretos probablemente la calificaría como la mala de la historia: sin escrúpulos, egoísta y manipuladora. Mas no todo es blanco o negro cuando, una Amaltea ya adulta, se dispone a escribir los motivos que acompañaron a sus decisiones.