La madurez personal es hoy, a todos los niveles, un tema de suma actualidad. Sobre todo porque madurar en lo humano no es algo que se improvise. Requiere ponderación, de juicio, equilibrio y coherencia, para acertar en las decisiones y hacer amable la convivencia. A partir de algunos de los síntomas más frecuentes de inmadurez, en Aprender a madurar se dan unas pautas sencillas y asequibles para superarlos. El texto está entretejido de ejemplos que hacen amena su lectura y facilitan su comprensión. Todo ello dicho en tono positivo, en aras de guiar al lector hacia una madurez adulta, que se caracteriza por la reciedumbre de carácter, la finura de conciencia y un criterio seguro. Es un reto para todos, en especial para el hombre y la mujer de fe dispuestos a madurar por dentro.
La madurez personal es hoy, a todos los niveles, un tema de suma actualidad. Sobre todo porque madurar en lo humano no es algo que se improvise. Requiere ponderación, de juicio, equilibrio y coherencia, para acertar en las decisiones y hacer amable la convivencia. A partir de algunos de los síntomas más frecuentes de inmadurez, en Aprender a madurar se dan unas pautas sencillas y asequibles para superarlos. El texto está entretejido de ejemplos que hacen amena su lectura y facilitan su comprensión. Todo ello dicho en tono positivo, en aras de guiar al lector hacia una madurez adulta, que se caracteriza por la reciedumbre de carácter, la finura de conciencia y un criterio seguro. Es un reto para todos, en especial para el hombre y la mujer de fe dispuestos a madurar por dentro.