Nadie saldrá indemne de las páginas de Mi nombre es Zero Galván, basta saborear sus puntos de vista, sus diálogos y conflictos para entender lo que significa Collins. Usa su talento, ese manejo imposible de palabras y sonidos, para inventarse una historia que será exclusivamente suya. Crea ambientes con precisión, puliendo su técnica hasta hacerla brillante y filosa como el cuchillo de un artesano: sus personajes usan frases shakesperianas y se permiten citar clásicos y saldar deudas con el honor de viejos caballeros ingleses para retirarse de escena envueltos en palabras. Una música de fondo que se desvanece en el papel para quedar en la memoria.
Nadie saldrá indemne de las páginas de Mi nombre es Zero Galván, basta saborear sus puntos de vista, sus diálogos y conflictos para entender lo que significa Collins. Usa su talento, ese manejo imposible de palabras y sonidos, para inventarse una historia que será exclusivamente suya. Crea ambientes con precisión, puliendo su técnica hasta hacerla brillante y filosa como el cuchillo de un artesano: sus personajes usan frases shakesperianas y se permiten citar clásicos y saldar deudas con el honor de viejos caballeros ingleses para retirarse de escena envueltos en palabras. Una música de fondo que se desvanece en el papel para quedar en la memoria.