¿Creías que todo había terminado, cachorrito? Ahora que has derrotado a tus enemigos, en esta tierra y en la tierra de los sueños, ¿creías que podías vivir tranquilo? ¿Creías que las batallas de Lanhav y la Bruma serían las únicas que tendrías que librar?
Ten cuidado, señor de Laurvat, rey de Novana. Ten cuidado, cachorrito: en Ridia no existe la paz. Los olvidados se alzan del Abismo; las sendas se abren; las orillas se unen, y tú estás en el centro de la telaraña, en el centro del tablero, en el centro de la partida. Cuando el destino decide jugar, es él quien impone las reglas.
Hay cosas que no son lo que parecen. Hay personas que no son quienes dicen ser. Hay verdades que son falsas y mentiras que son ciertas. Hay leyendas que aún no han sucedido y profecías que anuncian el pasado. Y hay un juego. Y se acerca el final.
¿Creías que todo había terminado, cachorrito? Ahora que has derrotado a tus enemigos, en esta tierra y en la tierra de los sueños, ¿creías que podías vivir tranquilo? ¿Creías que las batallas de Lanhav y la Bruma serían las únicas que tendrías que librar?
Ten cuidado, señor de Laurvat, rey de Novana. Ten cuidado, cachorrito: en Ridia no existe la paz. Los olvidados se alzan del Abismo; las sendas se abren; las orillas se unen, y tú estás en el centro de la telaraña, en el centro del tablero, en el centro de la partida. Cuando el destino decide jugar, es él quien impone las reglas.
Hay cosas que no son lo que parecen. Hay personas que no son quienes dicen ser. Hay verdades que son falsas y mentiras que son ciertas. Hay leyendas que aún no han sucedido y profecías que anuncian el pasado. Y hay un juego. Y se acerca el final.