A pesar de que ya en el siglo XVIII pueden encontrarse, lo mismo en Francia que en Inglaterra y Alemania, ejemplos de novelas históricas, el pleno desarrollo de este género se debe al romanticismo. Lo que se ha llamado " la fiebre de la novela histórica " fue producto de la influencia de Walter Scott, sobre todo a partir de Ivanhoe . A poco este novelista es traducido, adaptado e imitado en España y América. De 1834 son Sancho Saldaña o El castellano de Cuéllar, de José de Espronceda, y El doncel de don Enrique el Doliente, de Mariano José de Larra.
La literatura narrativa mexicana de la época del romanticismo descubre bien pronto una rica mina de asuntos en nuestra historia colonial. Pero, en lugar de la novela voluminosa, se ensaya en los relatos cortos, como en José Gómez de la Cortina, La calle de don Juan Manuel y José Joaquín Pesado, El inquisidor de México y en Ignacio Rodríguez Galván, La hija del inquisidor . Sobre un tema americano de la conquista escribió José María Lafragua su Netzula que, con excepción del Jicoténcal, publicado anónimamente en Filadelfia , y el del Xicoténcal, príncipe americano , del español Salvador García Vahamonde, es la primera narración en prosa sobre un tema americano.
Alrededor de un tema colonial Justo Sierra había publicado en folletín su interesante novela La hija del judío. Casi veinte años después entraba Vicente Riva Palacio en el mismo campo con la novela Monja y casada, virgen y mártir. Se había interesado en el estudio de nuestra época colonial, cuya historia escribió para la obra México a través de los siglos. Poseyó además, lo que Genaro García llamaba " la parte más selecta del archivo de la Inquisición de México ": unos setenta volúmenes de documentos que, a la muerte de Riva Palacio, fueron a parar a la Biblioteca del Museo Nacional. De esos documentos sacó nuestro autor inspiración y muchos datos para sus novelas de ambiente colonial.
Language
Spanish; Castilian
Pages
275
Format
Paperback
Release
January 01, 1869
ISBN 13
9789684520455
Las dos emparedadas: Memorias de los tiempos de la Inquisición (Sepan Cuantos, #474)
A pesar de que ya en el siglo XVIII pueden encontrarse, lo mismo en Francia que en Inglaterra y Alemania, ejemplos de novelas históricas, el pleno desarrollo de este género se debe al romanticismo. Lo que se ha llamado " la fiebre de la novela histórica " fue producto de la influencia de Walter Scott, sobre todo a partir de Ivanhoe . A poco este novelista es traducido, adaptado e imitado en España y América. De 1834 son Sancho Saldaña o El castellano de Cuéllar, de José de Espronceda, y El doncel de don Enrique el Doliente, de Mariano José de Larra.
La literatura narrativa mexicana de la época del romanticismo descubre bien pronto una rica mina de asuntos en nuestra historia colonial. Pero, en lugar de la novela voluminosa, se ensaya en los relatos cortos, como en José Gómez de la Cortina, La calle de don Juan Manuel y José Joaquín Pesado, El inquisidor de México y en Ignacio Rodríguez Galván, La hija del inquisidor . Sobre un tema americano de la conquista escribió José María Lafragua su Netzula que, con excepción del Jicoténcal, publicado anónimamente en Filadelfia , y el del Xicoténcal, príncipe americano , del español Salvador García Vahamonde, es la primera narración en prosa sobre un tema americano.
Alrededor de un tema colonial Justo Sierra había publicado en folletín su interesante novela La hija del judío. Casi veinte años después entraba Vicente Riva Palacio en el mismo campo con la novela Monja y casada, virgen y mártir. Se había interesado en el estudio de nuestra época colonial, cuya historia escribió para la obra México a través de los siglos. Poseyó además, lo que Genaro García llamaba " la parte más selecta del archivo de la Inquisición de México ": unos setenta volúmenes de documentos que, a la muerte de Riva Palacio, fueron a parar a la Biblioteca del Museo Nacional. De esos documentos sacó nuestro autor inspiración y muchos datos para sus novelas de ambiente colonial.