Todos vamos a morirnos: esa es nuestra condena, aunque también nuestro alivio. "“Mientras haya muerte hay esperanza", dice el protagonista de El Gatopardo. Y, como señala Séneca en su Consolación a Polibio “nada hay seguro ni para un día entero”.
Dice también Séneca, en una de sus cartas a Lucilio: "para mí la evocación de los amigos difuntos es dulce y suave; los tuve, en efecto, como si los fuera a perder, los perdí como si los siguiera teniendo".
¿Por qué no hacer, entonces, el ejercicio de proyección de imaginar vidas y muertes? Este ejercicio es el que constituye este libro.
Todos vamos a morirnos: esa es nuestra condena, aunque también nuestro alivio. "“Mientras haya muerte hay esperanza", dice el protagonista de El Gatopardo. Y, como señala Séneca en su Consolación a Polibio “nada hay seguro ni para un día entero”.
Dice también Séneca, en una de sus cartas a Lucilio: "para mí la evocación de los amigos difuntos es dulce y suave; los tuve, en efecto, como si los fuera a perder, los perdí como si los siguiera teniendo".
¿Por qué no hacer, entonces, el ejercicio de proyección de imaginar vidas y muertes? Este ejercicio es el que constituye este libro.