Este libro es la irónica crónica de un agosto de tintos de verano, escrita con frescura y sinvergonzonería. Y humor, muchísimo humor. Elvira Lindo juega con fuego y simula que escribe sobre sí misma, sobre su santo y la vida cotidiana durante las somnolientas tardes de verano en un pequeño pueblo de vacaciones. Y lo hace con tal habilidad literaria y tanta verosimilitud que muchos lectores creerán real lo que no es sino resultado del trabajo y la imaginación de la autora. Pero más allá del equívoco deliberado, de la sonrisa cómplice que provoca la lectura de estas páginas, al final descubrimos que el verdadero tema de este libro, es sencillamente, la felicidad.
Este libro es la irónica crónica de un agosto de tintos de verano, escrita con frescura y sinvergonzonería. Y humor, muchísimo humor. Elvira Lindo juega con fuego y simula que escribe sobre sí misma, sobre su santo y la vida cotidiana durante las somnolientas tardes de verano en un pequeño pueblo de vacaciones. Y lo hace con tal habilidad literaria y tanta verosimilitud que muchos lectores creerán real lo que no es sino resultado del trabajo y la imaginación de la autora. Pero más allá del equívoco deliberado, de la sonrisa cómplice que provoca la lectura de estas páginas, al final descubrimos que el verdadero tema de este libro, es sencillamente, la felicidad.