Para el autor los libros son como tabletas que pueden diluirse y ser asimiladas o, por el contrario, pueden no dejar rastro alguno de su existencia. En Desleídos y efervescentes, Fernando Iwasaki comparte con entusiasmo esta selección de columnas inéditas y otras publicadas en “Artes y Letras” de El Mercurio, suplemento en el que colabora hace ocho años. En estas páginas reflexiona y analiza aquellas obras desleídas y olvidadas de autores que ya nadie o muy pocos recuerdan, como también los libros en plena efervescencia, de escritores actuales que están en su mejor momento. Algunos de los elegidos entre los “efervescentes” son el Premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa, y el escritor y periodista mexicano Juan Villoro. Entre los “desleídos” se encuentran Rafael Bolívar Coronado y sus seiscientos seudónimos, el olvidado escritor argentino Manuel Forcada Cabanellas y una divertida pero desconocida anécdota entre Joaquín Edwards Bello y Vicente Huidobro.
Para aquellos lectores que están en busca de rescatar lecturas de excelencia entre la amplia oferta literaria, u obras de escritores reconocidos que vale la pena releer una y otra vez.
Para el autor los libros son como tabletas que pueden diluirse y ser asimiladas o, por el contrario, pueden no dejar rastro alguno de su existencia. En Desleídos y efervescentes, Fernando Iwasaki comparte con entusiasmo esta selección de columnas inéditas y otras publicadas en “Artes y Letras” de El Mercurio, suplemento en el que colabora hace ocho años. En estas páginas reflexiona y analiza aquellas obras desleídas y olvidadas de autores que ya nadie o muy pocos recuerdan, como también los libros en plena efervescencia, de escritores actuales que están en su mejor momento. Algunos de los elegidos entre los “efervescentes” son el Premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa, y el escritor y periodista mexicano Juan Villoro. Entre los “desleídos” se encuentran Rafael Bolívar Coronado y sus seiscientos seudónimos, el olvidado escritor argentino Manuel Forcada Cabanellas y una divertida pero desconocida anécdota entre Joaquín Edwards Bello y Vicente Huidobro.
Para aquellos lectores que están en busca de rescatar lecturas de excelencia entre la amplia oferta literaria, u obras de escritores reconocidos que vale la pena releer una y otra vez.