Más de cuarenta años después de la primera edición de La chispa y la llama celebramos la aparición de este libro, que es mucho más que una segunda edición. En la transición entre los siglos xx y xxi hemos visto cómo ha cambiado el mundo en cierto sentido, y cómo en el fondo sigue siendo el mismo misterio fascinante, enfermo necesitado, objeto del inmenso amor de Dios. Estas crónicas de Samuel Escobar nos muestran cómo los movimientos estudiantiles vinculados a la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos llegaron al cambio de siglo acompañados por la providencia de Cristo y la dirección del Espíritu.
El autor, conocedor de la obra estudiantil evangélica en América Latina, nos relata una historia invaluable. Es la historia de la fidelidad divina que nos ha fortalecido de generación en generación. Es una manera de obedecer el mandato del salmo que No olvides ninguno de sus beneficios. Y es que en el recuerdo de la bendición de Dios está la renovación necesaria que nos impulsa hacia el futuro. Es el efecto que tiene la «gran nube de testigos que nos mira»; estos relatos de hombres y mujeres valientes, héroes de la fe, son aliento que nos inspira a continuar sirviendo a Cristo, a seguir corriendo esta carrera con los ojos puestos en el Señor Jesús, autor y consumador de la fe.
Más de cuarenta años después de la primera edición de La chispa y la llama celebramos la aparición de este libro, que es mucho más que una segunda edición. En la transición entre los siglos xx y xxi hemos visto cómo ha cambiado el mundo en cierto sentido, y cómo en el fondo sigue siendo el mismo misterio fascinante, enfermo necesitado, objeto del inmenso amor de Dios. Estas crónicas de Samuel Escobar nos muestran cómo los movimientos estudiantiles vinculados a la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos llegaron al cambio de siglo acompañados por la providencia de Cristo y la dirección del Espíritu.
El autor, conocedor de la obra estudiantil evangélica en América Latina, nos relata una historia invaluable. Es la historia de la fidelidad divina que nos ha fortalecido de generación en generación. Es una manera de obedecer el mandato del salmo que No olvides ninguno de sus beneficios. Y es que en el recuerdo de la bendición de Dios está la renovación necesaria que nos impulsa hacia el futuro. Es el efecto que tiene la «gran nube de testigos que nos mira»; estos relatos de hombres y mujeres valientes, héroes de la fe, son aliento que nos inspira a continuar sirviendo a Cristo, a seguir corriendo esta carrera con los ojos puestos en el Señor Jesús, autor y consumador de la fe.