Abres los ojos. La vía insertada en tu brazo y el techo agrietado te recuerdan que estás en el hospital. Oyes un ruido. Te levantas como puedes y te asomas al pasillo. La visión de una forma ensangrentada en la pared te atraviesa el alma, amartillada por un grito de dolor. Una risa. Un golpe. Una sombra que gira la esquina y se dirige hacia ti.
Quizá ha llegado tu hora.
Para ti, quizás es El Último Hospital.
Esta es una antología benéfica. Todos los beneficios serán donados a la casa de acogida Casa Colichet.
Abres los ojos. La vía insertada en tu brazo y el techo agrietado te recuerdan que estás en el hospital. Oyes un ruido. Te levantas como puedes y te asomas al pasillo. La visión de una forma ensangrentada en la pared te atraviesa el alma, amartillada por un grito de dolor. Una risa. Un golpe. Una sombra que gira la esquina y se dirige hacia ti.
Quizá ha llegado tu hora.
Para ti, quizás es El Último Hospital.
Esta es una antología benéfica. Todos los beneficios serán donados a la casa de acogida Casa Colichet.