Pío Baroja fue, sin duda, uno de los máximos escritores del siglo xx español. También es uno de los más leídos, hasta el punto que el adjetivo «barojiano» como forma de entender la escritura tiene una irrecusable y expresiva entidad. Y, sin embargo, es uno de los menos estudiados, si se le compara con Unamuno, Machado y Valle-Inclán, e incluso con su amigo Azorín.La presente biografía reúne los datos de una vida que ha sido contada otras veces y que el mismo Baroja narró en dos de sus momentos: al pasar la cuarentena y al entrar en la setentena. Pero, más allá de datos, anécdotas y conjeturas, este libro ha pretendido una interpretación coherente cuyos centros de referencia son la naturaleza de la imaginación barojiana y su concepción del oficio de escritor. Por ello, se han tomado en cuenta, de modo preferente, el escenario vital ?los hogares familiares? y su permanente diálogo con la realidad española y europea ?ideas, viajes, lecturas?, a la vez que la opinión de sus contemporáneos, que lo leyeron con apasionamiento, y, sobre todo, la constitución de un público de «barojianos» que dejó una intensa huella recíproca en la obra del autor. Porque, junto con Unamuno, Baroja ha sido el escritor español que más intensamente sintió la necesidad de dialogar con sus lectores.
Pío Baroja fue, sin duda, uno de los máximos escritores del siglo xx español. También es uno de los más leídos, hasta el punto que el adjetivo «barojiano» como forma de entender la escritura tiene una irrecusable y expresiva entidad. Y, sin embargo, es uno de los menos estudiados, si se le compara con Unamuno, Machado y Valle-Inclán, e incluso con su amigo Azorín.La presente biografía reúne los datos de una vida que ha sido contada otras veces y que el mismo Baroja narró en dos de sus momentos: al pasar la cuarentena y al entrar en la setentena. Pero, más allá de datos, anécdotas y conjeturas, este libro ha pretendido una interpretación coherente cuyos centros de referencia son la naturaleza de la imaginación barojiana y su concepción del oficio de escritor. Por ello, se han tomado en cuenta, de modo preferente, el escenario vital ?los hogares familiares? y su permanente diálogo con la realidad española y europea ?ideas, viajes, lecturas?, a la vez que la opinión de sus contemporáneos, que lo leyeron con apasionamiento, y, sobre todo, la constitución de un público de «barojianos» que dejó una intensa huella recíproca en la obra del autor. Porque, junto con Unamuno, Baroja ha sido el escritor español que más intensamente sintió la necesidad de dialogar con sus lectores.