Durante muchas semanas, millones de espectadores en todo el mundo siguieron con devoción Twin Peaks, una serie de televisión cuyo ritmo y estética rompieron radicalmente con las normas establecidas, y que fue capaz de captar la atención de un público entregado y, sobre todo, perplejo.
Pero David Lynch es mucho más que Twin Peaks, aunque este, su encuentro con el gran público, ya adelanta muchas ideas sobre su particular mundo y su original manera de forjar las narraciones.
En la obra de Lynch -como si de una ópera, paradigma del "arte total", se tratara- se puede encontrar un trabajo de cámara que conjuga fotografía, música, pintura... hasta podríamos vislumbrar una escultura en el cuerpo plastificado de Laura Palmer. El presente volumen analiza el "universo Lynch" precisamente desde esa óptica poliédrica que hace que su cinematografía sea mucho más que cine.
Esta obra, tan original como el propio autor al que analiza, intenta dar, desde una perspectiva abierta y multidisciplinar, una nueva dimensión al universo particular de un cineasta excepcional, y asume su naturaleza de objeto lynchiano, de ovni poco clasificable, que quizá debería consumirse, como el propio cuerpo de Laura Palmer, envuelto en plástico.
Durante muchas semanas, millones de espectadores en todo el mundo siguieron con devoción Twin Peaks, una serie de televisión cuyo ritmo y estética rompieron radicalmente con las normas establecidas, y que fue capaz de captar la atención de un público entregado y, sobre todo, perplejo.
Pero David Lynch es mucho más que Twin Peaks, aunque este, su encuentro con el gran público, ya adelanta muchas ideas sobre su particular mundo y su original manera de forjar las narraciones.
En la obra de Lynch -como si de una ópera, paradigma del "arte total", se tratara- se puede encontrar un trabajo de cámara que conjuga fotografía, música, pintura... hasta podríamos vislumbrar una escultura en el cuerpo plastificado de Laura Palmer. El presente volumen analiza el "universo Lynch" precisamente desde esa óptica poliédrica que hace que su cinematografía sea mucho más que cine.
Esta obra, tan original como el propio autor al que analiza, intenta dar, desde una perspectiva abierta y multidisciplinar, una nueva dimensión al universo particular de un cineasta excepcional, y asume su naturaleza de objeto lynchiano, de ovni poco clasificable, que quizá debería consumirse, como el propio cuerpo de Laura Palmer, envuelto en plástico.