Como en un cuento aquella noche de primavera el sol brilló en mitad del cielo y los bosques se pintaron de rojo. Pero no era un cuento, ni siquiera un sueño.
Dicen que un niño de la ciudad cercana no podía dormir, imaginándose en la noria de la feria que sería inaugurada al día siguiente, cuando vio la gigantesca explosión por la ventana de su casa. Dicen que no se asustó, pero supo al instante de aquella luz vendrían muchos problemas para él y su familia. Acertó.
Lo que no sabía es que su historia recorrería el mundo entero y llegaría hasta nosotros, veinticinco años después. No podía imaginar que desde tan lejos llegarían amigos dispuestos a coger de la mano a todos los niños de Chernóbil, hijos y nietos de aquel que miraba por la ventana, para devolverles al menos el tiempo de sus primaveras perdidas.
Esta es una historia de niños que vuelven a sonreír y norias cargadas de esperanza que giran, giran y giran.
Como en un cuento aquella noche de primavera el sol brilló en mitad del cielo y los bosques se pintaron de rojo. Pero no era un cuento, ni siquiera un sueño.
Dicen que un niño de la ciudad cercana no podía dormir, imaginándose en la noria de la feria que sería inaugurada al día siguiente, cuando vio la gigantesca explosión por la ventana de su casa. Dicen que no se asustó, pero supo al instante de aquella luz vendrían muchos problemas para él y su familia. Acertó.
Lo que no sabía es que su historia recorrería el mundo entero y llegaría hasta nosotros, veinticinco años después. No podía imaginar que desde tan lejos llegarían amigos dispuestos a coger de la mano a todos los niños de Chernóbil, hijos y nietos de aquel que miraba por la ventana, para devolverles al menos el tiempo de sus primaveras perdidas.
Esta es una historia de niños que vuelven a sonreír y norias cargadas de esperanza que giran, giran y giran.