La vida de David Cantolla ha sido una pura montaña rusa.
Envuelto en la burbuja financiera creada en torno a internet a principios de 2000, pasó de la riqueza a la ruina en menos tiempo del que se tarda en contarlo. Sin embargo, su incansable carácter de emprendedor, y sus ganas de dejar algo duradero tras de sí, le llevan a convertirse en uno de los creadores de Pocoyó, serie de animación infantil que se convierte en un gran éxito comercial y que se ha vendido en los cinco continentes. Hoy, algunos años después, sigue fundando compañías y sus videojuegos y series se ven en más de 120 países.
Éxito para perdedores levanta acta de ese tobogán de éxito, fracaso y nuevo éxito internacional, en una historia que Cantolla ha vivido en primera persona. El relato se nutre de la pericia narrativa y gráfica de Juan Díaz-Faes y resulta tan entretenido -salpimentado a base de anécdotas, emociones y drama-, como didáctico -en la medida en que supone un valioso documento de cómo funciona el mundo de la empresa-.
La vida de David Cantolla ha sido una pura montaña rusa.
Envuelto en la burbuja financiera creada en torno a internet a principios de 2000, pasó de la riqueza a la ruina en menos tiempo del que se tarda en contarlo. Sin embargo, su incansable carácter de emprendedor, y sus ganas de dejar algo duradero tras de sí, le llevan a convertirse en uno de los creadores de Pocoyó, serie de animación infantil que se convierte en un gran éxito comercial y que se ha vendido en los cinco continentes. Hoy, algunos años después, sigue fundando compañías y sus videojuegos y series se ven en más de 120 países.
Éxito para perdedores levanta acta de ese tobogán de éxito, fracaso y nuevo éxito internacional, en una historia que Cantolla ha vivido en primera persona. El relato se nutre de la pericia narrativa y gráfica de Juan Díaz-Faes y resulta tan entretenido -salpimentado a base de anécdotas, emociones y drama-, como didáctico -en la medida en que supone un valioso documento de cómo funciona el mundo de la empresa-.