«Esto no es un juicio, porque no se puede juzgar a los muertos, y Santiago Dulong murió hace diez años. Ni es la defensa imposible de una víctima, porque no se pueden reparar las ofensas a los muertos. Ni es un ensayo sobre la justicia. Sólo escribo sobre las palabras: sobre lo que apareció en los periódicos, sobre lo que reflejó la sentencia, sobre documentos legales de libre acceso, y sobre los recuerdos de las palabras que guardo de Santiago Dulong, nublados por el tiempo y por el mal olor.»
En las anteriores palabras, Romeo hace referencia implícita a un asesinato que Dunlong cometió, pues se convirtió a una vez en viudo y verdugo cuando asesinó a María Isabel Montesinos, su compañera. Romeo coincidió con él en el penal, cuando el autor fue encerrado por insumisión y pudo conocer una historia a la que ha dado forma añadiendo las palabras que encontró en prensa y actas judiciales.
«Esto no es un juicio, porque no se puede juzgar a los muertos, y Santiago Dulong murió hace diez años. Ni es la defensa imposible de una víctima, porque no se pueden reparar las ofensas a los muertos. Ni es un ensayo sobre la justicia. Sólo escribo sobre las palabras: sobre lo que apareció en los periódicos, sobre lo que reflejó la sentencia, sobre documentos legales de libre acceso, y sobre los recuerdos de las palabras que guardo de Santiago Dulong, nublados por el tiempo y por el mal olor.»
En las anteriores palabras, Romeo hace referencia implícita a un asesinato que Dunlong cometió, pues se convirtió a una vez en viudo y verdugo cuando asesinó a María Isabel Montesinos, su compañera. Romeo coincidió con él en el penal, cuando el autor fue encerrado por insumisión y pudo conocer una historia a la que ha dado forma añadiendo las palabras que encontró en prensa y actas judiciales.