"Creer en los monstruos no debe tomarse como un embelesamiento. Sería justo anotar que más vale la persona que es consciente de su verdadera condición , tanto de sus manos como de sus tenazas, cuando está a punto de probar la merienda. Solamente entonces, con el reconocimiento de esa monstruosidad individual, cabe un libro como este, el de los vampiros oradores, los fenómenos ofrecidos por circos ambulantes y el del amor entre criaturas que conviven comiendo enlatados antes de que las autoridades reinstauren el orden en la ciudad".
"Creer en los monstruos no debe tomarse como un embelesamiento. Sería justo anotar que más vale la persona que es consciente de su verdadera condición , tanto de sus manos como de sus tenazas, cuando está a punto de probar la merienda. Solamente entonces, con el reconocimiento de esa monstruosidad individual, cabe un libro como este, el de los vampiros oradores, los fenómenos ofrecidos por circos ambulantes y el del amor entre criaturas que conviven comiendo enlatados antes de que las autoridades reinstauren el orden en la ciudad".