El romancero ocupa un lugar privilegiado en la poesía española. Los romances, que nacieron para ser cantados hace siglos, siguen siendo transmitidos hoy oralmente. Durante ese tiempo, el romancero ha influido en la literatura considerada como culta, nutriéndose a su vez de la savia de aquella. De otra parte, en su vertiente más despreciada, la del romance de ciego, sirvió de crónica social e histórica de nuestro país hasta hace pocas décadas.
El romancero ocupa un lugar privilegiado en la poesía española. Los romances, que nacieron para ser cantados hace siglos, siguen siendo transmitidos hoy oralmente. Durante ese tiempo, el romancero ha influido en la literatura considerada como culta, nutriéndose a su vez de la savia de aquella. De otra parte, en su vertiente más despreciada, la del romance de ciego, sirvió de crónica social e histórica de nuestro país hasta hace pocas décadas.